11648433Benjamín no tuvo una infancia fácil, equivocó el camino y acabó en el reformatorio. Tras salir de allí se le abrió una vía de esperanza en la iglesia evangelista Tiempo de Cosechas de Torrent. El joven, de etnia gitana, es ahora un ejemplo para los pequeños que se encuentran en riesgo de exclusión social atendidos por la fundación Nova Vida. Ahora, ya un adulto, estudia un ciclo medio y es uno de los voluntarios de la escuela de fútbol de la fundación, en la que ayudan a formar a los niños en valores como la amistad, la tolerancia, la amabilidad y la humildad.

Estas mismas palabras son las que están pintadas sobre los vestuarios del campo de fútbol que ha cedido el ayuntamiento de Torrent a Nueva Vida. Antes eran unas instalaciones abandonadas y ahora se han convertido en un campo de sueños donde los pequeños aprenden que hay otro camino en la vida. Los niños llegan de familias desestructuradas y encuentran un lugar donde se les recibe con los brazos abiertos. «Hemos puesto una cuota que todos pueden pagar para que ninguno se quede fuera y aprendan del deporte otros valores», explica su fundador, Javi Noguera. «Además, aquí tienen un sitio donde escapar de los problemas que tienen en casa», añade.

Esta labor se inició en 2007, con 10 niños, en el barrio torrentino de Poble Nou. «El trato que hicimos con ellos era una hora de repaso escolar por una hora de fútbol como una forma de estimularlos en los estudios», cuenta Javi. Ahora, la escuela de fútbol ha ido creciendo y cuenta con cerca de 200 pequeños desde los cuatro hasta los 18 años y de 24 nacionalidades diferentes. El campo de l’Alter, muy cerca del barrio del Xenillet, se ha convertido en la sede de esta labor social que realizan desde la fundación. Éste ha sido un paso muy importante que les permite ampliar sus objetivos para llegar a más niños de Torrent y de la comarca.

«Tenemos un disciplina severa, pero no estamos interesados en que sean grandes jugadores, sino en que tengan un buen comportamiento», explica Javi.

Los equipos del Evangélico C.F. juegan en la liga oficial de fútbol base, donde han conseguido en numerosas ocasiones el premio a la competitividad. Una copa de la que Javi se siente muy orgulloso. «Recuerdo los primeros partidos en los que teníamos que ir controlando a los niños. Ahora los equipos contrincantes nos dan la enhorabuena por el comportamiento deportivo de nuestros jugadores», comenta. Tanto es el éxito de este trabajo con los pequeños que están pensando trasladar este modelo a otras ciudades con barrios problemáticos.

La rehabilitación del campo se ha llevado a cabo a través del trabajo de voluntarios y con la colaboración del ayuntamiento, empresas privadas y la fundación Decathlon. Ahora, el próximo proyecto de esta fundación se centra en rehabilitar una casa de campo cercana a estas instalaciones para destinarla a centro de día para menores con problemas. «Será una residencia donde los jóvenes puedan liberarse de los problemas de su casa y de un ambiente poco recomendable y continuar con sus estudios», comenta Javi esperanzado en este proyecto.

CRÓNICA DE LAS PROVINCIAS

http://www.lasprovincias.es/v/20130708/horta-morvedre/deporte-como-terapia-20130708.html

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